miércoles, 16 de enero de 2008

EL PEOR VIAJE DE MI VIDA

¡Al fin Año Nuevo!. Después de terminar el ciclo lectivo tengo mis merecidas vacaciones. Durante el ciclo lectivo en algunos finales te abrochan, en otros te van bien, ¡pero por fin las fiestas!. Y no digo "por fin" porque me guste Navidad y Año Nuevo, sino porque sabés que después te vas de vacaciones; en realidad las fiestas son días normales en los que se comen porquerías y brindás. Esos brindis repetidos del tío borracho que escuchás todos los años: "¡¡¡Que el año venidero sea mejor que el que pasó!!!", gritando como si estuviera en un concierto y él fuera la estrella; en definitiva el siguiente año va a ser igual o peor que el que pasó.
Ese verano estaba dispuesto a disfrutar las vacaciones desde el minuto cero. Me iba de viaje a Bahía Blanca en bondi con mi hermana y mi viejo. Me fui vestido bien light: pantalón de joggin, remera, un buzo, camperita de jean, unos zoquetes y zapatillas. Nos subimos al bondi y nos sentamos juntos con mi hermana; mi viejo en el asiento adelante nuestro con una tremenda mina; ¡puta madre! -pensé-, y yo sentado con mi hermana. Bueh, la cosa es que partimos hacia las vacaciones deseadas, nos sirvieron el desayuno, espectacular. Para todo esto ya se había presentado el "azafato" del bondi. Era una persona de unos 30 años, estatura baja, pelo corto y anteojitos. Arrancó su presentación diciendo: "Hola a todos, yo soy Richard -sí, Richard, no Ricardo, Richard-, espero que tengan un buen viaje, en momentos más les serviremos el desayuno. Cualquier cosita que necesiten, me avisan". Era uno de esos vagos que tienen nombre extranjero pero que debe tener un apellido como Canchampal, o alguno de ese origen.
Una cosa que odio de los viajes por tierra son los puestos fronterizos Argentina-Chile. De tantos viajes hechos por tierra logré deducir que si en alguno de los puestos tardás más de una hora, una hora y media, tu viaje va a ser una mierda, de lo contrario va a ser tranqui. ¿Y adivinen qué?. Sí. Paramos en uno de los puestos (no me acuerdo cuál) antes de llegar a la barcaza y se bajan el chofer y Richard. El tiempo pasaba y el colectivo se iba llenando de ese calor humano producto del calor que hacía, las piernas se empezaban a entumecer y ya no sabía como mierda ponerme para que me deje de transpirar el culo. Dos horas estuvimos parados en ese puesto. "Cagamos, y eso que todavía no salimos de la isla" -pensé-.
Seguimos viaje y llegamos a la barcaza. Era un día espectacular pero había un viento de la puta madre. La peor noticia la dió Richard cuando dijo: "Vamos a tener que esperar un rato porque la barcaza no está cruzando por el viento". Eran las tres de la tarde y la cola de autos para cruzar la barcaza era impresionante. Bueno, decir que hay una confiteria donde podés comer algo por lo menos. Estaba lleno de turistas extranjeros, ese lugar parecía un refugio de desamparados, encima te arrancan la cabeza con los precios. La tarde pasaba y ya estaba podrido de esperar; hasta que por fin, a las nueve de la noche, cruzamos la barcaza. Si hacemos los cálculos, fueron seis horas de dulce espera.
Llegamos a Río Gallegos donde hicimos cambio de colectivo por uno de la misma companía pero un poco más lujoso; asiento cama, televisión, música y demás. Todo como para pasar un viaje agradable. Habremos salido rumbo norte cerca de las doce de la noche. Nos sirvieron la cena, pusieron una peli y a dormir se ha dicho; yo palmé al toque, como si hubiese corrido la maratón de Tinelli en Bolívar.
Por ahí me despierto y se me da por mirar por la ventana, íbamos por la parte desierta de Santa Cruz. Faltaban unos minutos para que amanezca y empiezo a ver que pasaba como un vapor por afuera de la ventana, de atrás hacia adelante; no le dí bola, deben ser las lagañas que tengo -pensé-. Pero no, era vapor, y cada vez más denso. A los 5 minutos el chofer estaciona el colectivo al costado de la ruta; ¿qué mierda pasó?, me preguntaba. Se bajan los dos choferes y Richard, y abren el capó del motor, yo miraba todo por la ventana. Yo pensaba: "Bueno, uno de estos nabos debe saber algo de mecánica, lo arregla y fué". Se me vino todo abajo en el mismo momento en que los tres se ponen como Larry, Curly y Moe, cruzados de brazos, mirando el motor deseando que se arregle solo; como esperando un milagro y baje Dios con un motor entre sus brazos para que podamos continuar con el viaje. Mi viejo, que también estaba despierto, se levanta con ánimos de superhéroe, se pone la campera, y sale. Dije: "Listo, mi viejo siempre tiene un as bajo la manga. Él le va a encontrar la vuelta". Para mi decepción, mi viejo solamente había salido a fumarse un cigarrillo, todos los ánimos que yo pensaba que tenía para darles una mano a los choferes eran, en realidad, ¡¡la desesperación que tenía de fumar!!. Es más, se puso bien lejos del motor, como queriendo parecer invisible ante la vista de ellos, mirando de reojo. Estuvimos parados media hora, eran las seis menos cuarto de la mañana. Se suben todos al colectivo, mi viejo también, luego de haberse fumado el décimo cigarrillo.
La cuestión es que seguimos viaje con el motor estando de últimas. En ese momento pude sentir cómo el chofer arrancaba en primera, ponía segunda, agarraba velocidad y lo dejaba en punto muerto, repitiendo esa secuencia una y otra vez. Se abre la puertita que comunica el pasillo con la cabina, era Richard, y dice con su mejor cara de pocker: "Bueno... se rompió el motor. Vamos a quedarnos en Tres Cerros hasta que nos venga a buscar otro colectivo, va a tardar dos horas". Hay que describir ese lugar para los que no lo conocen; con dos renglones creo que me alcanza. Del lado derecho de la ruta, tres cerros en medio de la nada, y del lado izquierdo, una estación de servicio, nada más (me sobró). Es un serviclub como la ESSO o la YPF, donde tenían de mascota un guanaco que andaba dando vueltas por afuera del lugar... ¡¡un guanaco!!. Ya era muy rara la situación. Lo bueno es que los de la companía se jugaron y nos dijeron que consumamos un café y unas medialunas, todo a cargo de ellos. A esta altura era de saberse que el colectivo rescatista no iba a tardar dos horas como había dicho Richard. Ya me imaginaba convertido en un caníbal, muerto de hambre, comiéndome a los choferes por haber roto el motor, como la película "Viven", pero cagados de calor.
Y ahí estábamos, en la estación de servicio, mi cara contra la ventana, nariz a nariz con el guanaco, mirándome con esos ojos gigantes, los dos esperando a ver quién se moría primero para comerse al otro. Cuatro horas pasaron hasta que nos vinieron a rescatar, tal como lo había predicho. Obviamente que perdimos la combinación que teníamos que hacer en Comodoro con otro bondi.
Después de tanta travesía llegamos a Comodoro tipo dos de la tarde, ya nos habían arreglado una combinación con otro colectivo. Seguimos viaje. Luego de unas horas hicimos una parada en un pueblo (no recuerdo cual). Nos bajamos, compramos algo para tomar y arrancamos de nuevo. Se hizo de noche, miramos una peli y a dormir. Me saqué las zapatillas porque tenía los pies hinchados, recliné el asiento y morí.
En la mitad de la noche me despierto con una sed impresionante y destapo mi Fanta, estaba todo el colectivo durmiendo. Después de tomar un sorbo hidratador me acerco a una mesita donde se encontraba una máquina de café; dicha mesa tenía un tachito de basura sobre el costado, del cual había que tirar para que se abra. Me acerqué para tirar unas servilletas con mi botella de litro y medio de Fanta en la mano (no sé por qué, estaba medio dormido); tiro de la manija, creo que con demasiada fuerza, y se abre todo el tacho cayéndose todo el contenido en el piso, "que pelotudo" -pensé-. En mi afán por querer remediar lo hecho, puse mi Fanta sobre la mesita y me puse a juntar todo. Lo que no advertí fué que el colectivo se movía bastante, más en la parte de arriba donde estábamos. Fué por eso que mientras estaba juntando los papeles pude ver, casi en cámara lenta, cómo mi Fanta se iba deslizando por toda la mesa, saltando por los aires y yendo a parar a la cabina de los choferes. De más está decir que hizo un quilombo de la puta madre y que la botella se destapó, empapando a cuan ser vivo se encontrara en su camino. En ese momento dudé si bajar o no, pero la culpa me hizo bajar. Cuando lo hice, pude ver a los choferes a las puteadas nadando en un mar de Fanta. Con mi mejor cara de pollito mojado dije: "Uh, perdón", queriendo salir a relucir una mueca de sonrisa en mi rostro. Asi que agarré mi Fanta, que creo que quedó un cuarto de la misma, y me acosté enseguida, re caliente, deseando llegar de una vez por todas a Bahía Blanca. Lo único que faltaba era que se ponga una nube encima mío y me llueva mierda.
Al rato paramos no sé donde y pude ver cómo los choferes pasaban el trapo por la cabina; no me bajé ni en pedo, ¿a ver si me hacían limpiar a mí?. Cuando amaneció vi las huellas de mis pies marcando el caminito hacia mi asiento, el camino del culpable, marcadas con Fanta toda pegajosa. Mis pies quedaron pegoteados también. Mi hermana y mi viejo se cagaban de risa, yo también lo hice. Todo sucio, decidí quedarme sentado, bien quietito, hasta que lleguemos a destino y poder pegarme un baño.
Asi que ya saben, en el puesto fronterizo está la posta de como va a ser tu viaje. Y no es joda...

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Lamento su viaje pero creo que no tiene porque meterse con mi familia y ancestros, no le veo nada de malo al apellido.

Alonso Canchampal, Tamalcachita (Peru)

Anónimo dijo...

holi bueno la verdad que la redaccion buenisima como siempre triste aventura pese que ami todo lo contrario me encanta viajar en colectivo! juazzz bue sabes que pensamos algo distinto.. pero aun asi te aprecio...y bueno parece que se te ofendio el muchacho que firmo antes que yo.. jeje mirale el lado positivo a todo y vas a evr que es como ahora una anectota para toda tu vida y que le vas a contar hasta a tus nietos.. la aventura con el guanaco!!! jaja besotes y segui escribiendo que me gusta mucho leer lo que sale de tu ser.. exitos.. muakkkkk

Ro...

Anónimo dijo...

Hola amigo peruano, no era mi intencion ofender a nadie.. Me parece raro no encontrar en google ese lugar donde vive.. estoy empezando a dudar de su existencia.. mmm..
Un abrazo al pueblo peruano jeje..

Anónimo dijo...

Alonso, estoy totalmente de acuerdo contigo compadrito, pues este uei me ha ofendido mucho, digo pues que chingue a su madre mamon! y mis mas cordiales saludos para ti alonso, una pregunta eres gay? pues yo lo soy y me gustaria encontrar mi alma gemela no xenofobica. saludos desde Tapachula, Mexico.

Anónimo dijo...

He heyyy... se unen los amigos extranjeros!.. Al(e)onso, aprendé, este por lo menos busco en google un lugar bien recóndito que existe...
Ya vas a encontrar un hombre que te haga feliz.. y te haga otras cosas, amigo mexicano...
Tengo el presentimiento de que el comentario de arriba viene más del sur que del norte...

Anónimo dijo...

Estimado amigo anonimo, me interesa su propuesta y hago loas por su valiente confesion. No soy xenofobico, pero espero que tenga inclinaciones zoofilicas para poder divertirnos.
Google no lo sabe todo amigo Ga(r)vilan, existen lugares reconditos del mundo que nuestro amigo google nunca conocio.
Porque Tamalcachita vive! vive! vive!

Nat dijo...

espero que tengas planeado mas viajes asi me divierto mas seguido xD
una sola vez me reí muy mucho en un viaje en colectivo... iba a Entre Rios en un micro con tele en el pasillo... durante el viaje cuanta persona se paró para ir al baño, se golpeó la cabeza contra la tele... y yo no podia contener la risa.. eso si, me aguanté todo el viaje sin hacer pis, no vaya a ser que me chocara yo también!

Anónimo dijo...

Los viajes en colectivo son una travesía, Nat. Más teniendo una suerte como la mía... Por ahora no hay más viaje, pero te vas a poder divertir con las demás cosas a publicar...
Espero que sigas pasando, yo lo voy a hacer por el tuyo.